Challenge Test en poliolefinas para su posterior uso en contacto con alimentos
Por Adrián Morales, investigador de Reciclado Mecánico en AIMPLAS
En los últimos años, el sector de los plásticos está sufriendo cambios notables que vienen impulsados principalmente por necesidades del mercado y por nuevas legislaciones. Estos cambios pretenden impulsar la gestión de los residuos plásticos mediante el tratamiento y reciclado de éstos para posteriormente fabricar nuevos productos incorporando plástico reciclado. Uno de los sectores que más volumen de residuo plástico genera es el sector del envase alimentario con cerca de 18.000 toneladas de residuos generados en Europa a lo largo de un año. Este elevado volumen hace que sea necesario un correcto tratamiento de estos residuos para garantizar la sostenibilidad y cumplimiento de las exigencias y legislaciones que están viniendo.
Relacionado con esto, en septiembre de 2022 se publicó un nuevo reglamento relativo a los materiales y objetos de plástico destinados a entrar en contacto con alimentos. Este nuevo Reglamento (UE) 2022/1616 deroga y sustituye al anterior Reglamento (UE) 282/2008, donde se reflejan cambios y nuevas exigencias para la utilización de estos materiales reciclados en nuevos productos destinados a entrar en contacto con alimentos. Uno de los requisitos más importantes de este reglamento es que exige que los residuos plásticos sean de procedencia alimentaria y se les haya dado un uso alimentario, además de que deben ser correctamente descontaminados y dicho proceso debe ser evaluado y aprobado por la Comisión.
Una forma mediante la cual EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) es capaz de evaluar un proceso de descontaminación es mediante los denominados ensayos de estimulación o Challenge Test. Un Challenge Test es un protocolo de ensayo donde se establece un procedimiento de descontaminación de un material estableciendo el peor de los casos en que un residuo entra a un proceso de reciclado. El objetivo del Challenge Test es analizar la eficacia de los procedimientos de reciclado y descontaminación de los residuos plásticos. Para la determinación de esta eficiencia de descontaminación, en primer lugar, se contamina de manera controlada el material con unas sustancias modelo que simulan todo el abanico de posibles contaminantes que pueden existir en un determinado residuo plástico. La elección de estos contaminantes modelo depende del peor de los casos en que se pueda presentar el residuo, teniendo en cuenta el tipo de residuo y el posible recorrido que pueda tener durante su vida, adaptándolos a cada caso, tanto su naturaleza como su concentración. Siguiendo el procedimiento del Challenge Test, una vez contaminado el material de manera controlada, se determina la concentración de cada contaminante en el material antes de introducirlo en el proceso de descontaminación. Finalmente, se vuelve a determinar la concentración de los contaminantes en el material después de ser sometido al proceso de descontaminación, de forma que puede evaluarse la eficacia del proceso.
El nuevo Reglamento (UE) 2022/1616 hace alusión a las denominadas “tecnologías adecuadas”. La EFSA, en base a múltiples estudios y datos recopilados durante un largo periodo de tiempo, ha considerado como tecnología adecuada a la descontaminación de PET postconsumo mediante procesos de descontaminación autorizados. No ocurre lo mismo con los procesos de descontaminación de poliolefinas para contacto alimentario. Hoy por hoy, EFSA no considera estos procesos como tecnologías adecuadas debido a la falta de estudios y datos relacionados con este proceso. Si bien es cierto que EFSA ya ha sido capaz de evaluar diferentes estudios relacionados con la descontaminación de poliolefinas, actualmente no considera que sea un proceso seguro y que no suponga un riesgo para la salud humana. Algunos de estos motivos son que todavía no ha evaluado un número amplio de procesos o que simplemente no se han obtenido los resultados esperados para considerarlo tecnologías seguras. Por este motivo, en este nuevo Reglamento, también hace alusión a las “tecnologías novedosas”. Estas tecnologías son sometidas a estudio por parte de los desarrolladores para después ser evaluadas por EFSA en base a una serie de datos recopilados durante un periodo de tiempo determinado. Con el concepto de tecnologías novedosas, se pretende que diferentes desarrolladores investiguen y hagan estudios sobre nuevas formas para incorporar material reciclado en envases alimentarios de manera que no suponga un riesgo para la salud humana. Una de estas tecnologías y en la que se viene trabajando desde hace un tiempo, es la descontaminación de poliolefinas.
Como ocurre con el PET, una de las formas más eficaces de evaluar los procesos de descontaminación de poliolefinas es mediante los Challenge test. Debido a las diferencias entre el PET y las poliolefinas, como por ejemplo la naturaleza del material, capacidad de absorción de contaminación, los posibles contaminantes con los que puede estar en contacto a lo largo de su vida o la mayor aditivación que se hace a las poliolefinas, conviene modificar los contaminantes modelo respecto a los del PET para cubrir el abanico correcto de posibles contaminantes.
En esta línea, AIMPLAS, Instituto Tecnológico del Plástico, posee gran experiencia tanto en la realización de Challenge Test como en la elaboración de expedientes EFSA para la evaluación por parte de los mismos. AIMPLAS también tiene capacidad para desarrollar tecnologías de descontaminación a escala piloto. También trabaja en numerosas convocatorias tanto a nivel nacional como internacional, así como directamente con empresas para la realización de los estudios para garantizar la seguridad alimentaria en envases con contenido en poliolefinas recicladas. El objetivo de AIMPLAS es colaborar con las empresas para que esta tecnología que hoy por hoy se considera novedosa y bajo estudio, pase en un futuro próximo a poder catalogarse como tecnología adecuada.
De acuerdo con la estrategia de una economía circular en los plásticos, y más concretamente en los plásticos reciclados en contacto con alimentos, el nuevo Reglamento (UE) 2022/1616, mediante las tecnologías adecuadas y tecnologías novedosas, pretende aumentar el volumen de plásticos reciclados aptos para uso alimentario e impulsar el desarrollo de nuevas tecnologías de reciclado para este uso. Una de las formas más comunes para validar estos nuevos procesos y poder evaluar la seguridad alimentaria es mediante los Challenge Test, donde AIMPLAS está trabajando y desarrollando nuevos métodos durante los últimos años.