Envase sostenible para la industria cosmética
Aimplas, el Instituto Tecnológico del Plástico, con sede en Valencia, nos envía el artículo Envase sostenible para la industria cosmética, firmado por Ana Pascual, responsable del laboratorio de envases, que extractamos a continuación.
Los envases de vidrio suponen todavía una gran parte de los envases de productos cosméticos, al asociarse a conceptos como lujo o calidad en un producto, pero los materiales plásticos cada vez están más presentes en el envasado de productos cosméticos y de higiene debido a su reducido peso y a la seguridad en el uso.
En el sector de los envases plásticos, las tendencias actuales en materia de sostenibilidad son: ecodiseño, uso de materiales reciclados y uso de materiales biodegradables.
Ecodiseño
El ecodiseño pretende integrar los criterios ambientales en la etapa del diseño del envase. Esto resulta importante si se considera que el 80 por 100 de los impactos ambientales de un producto vienen definidos desde que se concibe la idea del producto o envase.
En general, el ecodiseño se asocia a la reducción de peso del envase o a la eliminación del envase excesivo de los productos. Pero el concepto de ecodiseño es mucho más amplio, ya que permite reducir los impactos ambientales en todo su ciclo de vida.
En materiales plásticos, las principales acciones desarrolladas desde el punto de vista del ecodiseño son: eliminación de aditivos contaminantes, supresión de materiales pesados, disminución de grosores de piezas, aumento de la reciclabilidad de los productos, empleo de materiales reciclados y biodegradables, uso de cargas y fibras naturales, uso de pinturas, tintas y adhesivos con menor contenido en disolventes.
Uso de materiales reciclados
Entre los materiales reciclados destacan los plásticos, en los que puede llevarse a cabo un reciclado químico, es decir obtener sustancias químicas a partir de los residuos de materiales plásticos, o reciclado mecánico, un proceso físico en el que el plástico se recupera con operaciones de presión y temperatura, para su posterior transformación.
Los plásticos reciclados obtenidos tras la recuperación pueden emplearse en la misma o en otras aplicaciones. En el sector de los productos cosméticos hay numerosos ejemplos de envases actuales fabricados con materiales reciclados, ya sea en todo o en parte.
Para celebrar el trigésimo aniversario del lanzamiento de su primer producto, Clove Pure Plant, Aveda de Estados Unidos lanzó en 2008 una edición limitada de su champú Vintage Clove con un envase fabricado con materiales reciclados: la botella de polietileno de alta densidad contenía el 96 por 100 de reciclado, y el tapón de polipropileno fabricado en su totalidad con material reciclado. El envase obtuvo un premio en la XXI edición de los premios DuPont de Innovaciones en Envase en 2009.
Otro fabricante de cosmética como Neil´s Yard Remedies del Reino Unido envasa todos los productos de su línea capilar en PET totalmente reciclado. Terralina de Estados Unidos ha lanzado sus últimos productos con un envase de polietileno de alta densidad totalmente reciclado.
Uso de materiales biodegradables
Entre los materiales biodegradables se encuentran los polímeros. Un polímero biodegradable es el que puede descomponerse totalmente por la acción de microorganismos para originar distintos productos inocuos para el medio ambiente. Según exista o no oxígeno en el medio donde se llevan a cabo las reacciones de biodegradación se obtienen diversos productos como agua, sales minerales o biomasa, además de dióxido de carbono si hay oxígeno o metano en medios con ausencia de oxígeno.
Para que un polímero se considere biodegradable la descomposición debe producirse en un tiempo corto, inferior a seis meses según lo establecido en la norma europea de compostabilidad de envases y embalajes (EN 1342:2000).
Las reacciones de biodegradación de estos materiales se producen cuando se encuentran en determinadas condiciones de temperatura, humedad y población de microorganismos
en el medio, por lo que durante su vida
útil mantienen sus propiedades como otros polímeros y al finalizar la vida útil de producto se producirá la biodegradación del envase si se gestiona de manera adecuada.
Existen polímeros capaces de biodegradarse en agua como los polímeros solubles empleados en el envasado de monodosis de detergentes; en el suelo como los filmes acolchados de agricultura empleados para proteger los cultivos durante la germinación; o en otros medios como el compost.
El compost es el preferido entre los existentes como destino final del residuo, ya que permite su valorización, lográndose un producto con valor añadido que puede emplearse como fertilizante.
Conviene señalar que la gestión de todo tipo de residuos, incluidos los de polímeros biodegradables, debe realizarse de forma controlada y en ningún caso este tipo de polímeros pretende fomentar el vertido incontrolado de los residuos con la excusa de que como va a biodegradarse lo tiro en cualquier parte.
Polímeros compostables
Además de ser biodegradable, para ser compostable un polímero debe cumplir una serie de requisitos como la ausencia de sustancias tóxicas y metales pesados en su composición, la capacidad de degradarse físicamente, considerada como la rotura en fragmentos de menor tamaño, y la producción de un compost final de calidad que no tenga efectos negativos sobre el crecimiento de las especies vegetales. Todos estos requisitos vienen fijados en la norma antes citada de compostabilidad.
En contra de la idea generalizada, los polímeros biodegradables no proceden sólo de recursos renovables sino también de derivados del petróleo. Ya hay polímeros biodegradables en el mercado, si bien su precio suele ser algo superior al de los polímeros convencionales, lo que limita su uso en algunas aplicaciones.
Uso en envases de cosmética
Los principales polímeros biodegradables empleados en la actualidad como envases de productos cosméticos son el almidón, los polihidroxialcanoatos, el ácido poliláctico (PLA) y algunos poliésteres derivados del petróleo.
El almidón es uno de los polímeros biodegradables de uso más extendido en productos comerciales. Puede obtenerse de varias fuentes vegetales: arroz, maíz, patata, trigo, guisante, etc. Su uso en el sector cosmético es aún bastante limitada, lejos de ser tan popular como en otras aplicaciones como las bolsas comerciales de un solo uso. Presenta un gran potencial futuro al ser un material que puede someterse a modificaciones químicas para ofrecer extensas propiedades.
Los polihidroxialcanoatos (PHAs) son polímeros sintetizados por bacterias a partir de la fermentación de azúcares. Al ser una síntesis de bajo rendimiento, el precio de esta materia prima es de los más altos dentro de los materiales biodegradables, alrededor de cuatro veces más elevado que los polímeros convencionales. La ventaja de estos polímeros es que pueden ser trabajados con numerosos procesos de transformación y presentan muy buenas propiedades mecánicas.
El ácido poliláctico, más conocido por sus siglas PLA, es otro de los polímeros biodegradables más extendidos en el mercado en la actualidad. Se sintetiza a partir del ácido láctico, un monómero presente en la naturaleza en numerosos organismos, aunque la principal fuente de obtención suele ser el maíz. Además, su coste es de los más bajos de todos los polímeros biodegradables, aproximadamente 1,5 veces el de un polímero convencional tipo poliolefina. Su principal limitación aparece en aplicaciones en las que sea necesario soportar temperaturas superiores a 50-55º C, ya que el material se reblandece y pierde sus propiedades. El aumento de la resistencia térmica de este material es una de las principales líneas de investigación actualmente.
El PLA puede encontrarse, dentro de los envases para productos cosméticos, en productos como la línea Plant Love de Cargo Cosmetics de Canadá, o en la línea Vegetal Plastics de Leoplast Group de Italia.
En poliésteres derivados del petróleo destacan materiales como Bioamax PTT de DuPont, con un 37 por 10 de origen renovable, ya que en su síntesis se emplea Bio-PDO (1,3-propanodiol) un monómero obtenido de fuentes renovables. Este material resulta especialmente adecuado en aplicaciones de envase cosmético, por sus propiedades de brillo, resistencia química, resistencia al rayado, etc.
Conclusión
Las tendencias actuales de los materiales biodegradables pasan principalmente por la mejora de sus propiedades, mediante la incorporación de aditivos también biodegradables, o la combinación de materiales y el aumento de la capacidad de producción. Este aumento supondría una reducción de su coste frente a los polímeros convencionales, una de las limitaciones que aún presentan estos materiales para su incorporación en algunas aplicaciones.
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