Envases de fruta compostables con ZIMIA X321
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Debido a la creciente demanda de soluciones sostenibles en el sector del packaging, en Prime Biopolymers continuamos en la búsqueda de aplicaciones sostenibles en las que nuestros materiales puedan aportar un valor añadido a la industria del plástico. En este caso, envases de fruta compostables.
Una vez más, hemos conseguido aportar una aplicación que cuenta con gran utilidad y de carácter definitivo. En concreto, se trata de un envase que contiene producto fresco, orgánico y perecedero. De esta forma, la biodegradabilidad del envase no afecta a la fecha de consumo de los alimentos que se encuentran en su interior.
Envases de fruta compostables: realmente sostenibles
El grado de bioplástico ZIMIA X321 es un material biobasado. Es decir, que sus monómeros provienen de recursos naturales, como el maíz o la caña de azúcar, y no de fuentes fósiles como el petróleo.
Además, se trata de un grado de bioplástico compostable. Esto significa que al biodegradarse, se convierte en abono, CO2 y agua, en las condiciones que establece la norma EN 13432.
Un material compostable con diferentes aplicaciones
El material ZIMIA X321 había sido ya anteriormente validado para la fabricación de bandejas de carne compostables. Esto es un claro ejemplo de aplicación en la que los compostables aportan valor añadido. Al tratarse de envases que contienen residuos orgánicos, su reciclaje es menos factible.
La nueva aplicación de envases de fruta garantiza que se trata de un material muy adecuado para aquellas aplicaciones que requieran de gran transparencia y resistencia al impacto.
“Demostramos que existen alternativas de fabricación de inmediata aplicación que son más sostenibles. Además, realmente responden a las nuevas inquietudes medioambientales del consumidor”, Manuel Suárez, Director de Prime Biopolymers
Por si todo lo anterior no fuera suficiente, el grado de bioplástico ZIMIA X321 ha demostrado ya con sus diferentes aplicaciones que se trata de un material que no genera dificultades a la hora de ser procesado por maquinaria convencional. Esto pone de manifiesto que ya no existen excusas para que las empresas envasadoras se unan a la revolución sostenible de la industria del plástico.