Memoria de Sostenibilidad del Papel y el Informe Estadístico Anual del Sector Papelero
El ejercicio 2015 es el del inicio de la recuperación del sector, que ve por fin crecer la producción papelera, aunque lejos todavía de poder aprovechar el tirón de la demanda interna. El 2,6% de incremento en la producción de papel está aún muy por debajo del 5,6% de crecimiento del mercado interior, que se ha cubierto en buena parte con la importación, que registra un aumento del 2,3%. Las exportaciones de papel retroceden por la pérdida de competitividad derivada de la reforma energética y disminuyeron en 2015 el 4,1%. El 97% de la madera y el 69% del papel para reciclar empleados como materia prima en la fabricación de papel en nuestro país en 2015 eran de procedencia local. El empleo rural en las plantaciones locales para papel se incrementó un 11% y aumentó también el CO2 en ellas almacenado, que pasó de 28 millones de toneladas en 2014 a 31 millones de toneladas en 2015, según datos de ASPAPEL, que ha presentado, el pasado día 5, la Actualización 2016 de la Memoria de Sostenibilidad del Papel y el Informe Estadístico Anual del Sector Papelero.
La recogida global de papel y cartón para reciclar creció en 2015 el 2,9% y se sitúa en 4,6 millones de toneladas, consolidando la recuperación iniciada en 2014, y acercándose al máximo histórico de 2008, cuando se rozaron los 5 millones de toneladas. En 2015, las fábricas papeleras españolas reciclaron 5,2 millones de toneladas de papel y cartón, un 2,5% más que en año anterior. En la UE, solo Alemania supera ese volumen de reciclaje.
“La industria papelera española —explicó Enrique Isidro, presidente de ASPAPEL- reafirma de este modo su compromiso con la economía circular, apostando por las materias primas locales, renovables y reciclables. España, altamente deficitaria en materias primas, tiene en la fibra de madera cultivada en plantaciones y en el “bosque urbano” una oportunidad para el desarrollo de una bioindustria de vanguardia”.
Recuperación todavía frágil y en un contexto de incertidumbre
“Buena prueba de esa fragilidad de la recuperación —añadió Isidro— es que, si bien los datos del primer trimestre de este año señalaban en la misma dirección de recuperación, en el segundo trimestre se está detectando una clara desaceleración”. El crecimiento acumulado de la producción de papel en el primer trimestre de 2016 es del 4,7%. Pero el dato enero-mayo es del 2,6%, debido a que la producción en abril crece solo el 0,6% y en mayo baja el 1%.
Entre los seis grandes productores de papel de la UE, España es quien más crece. Alemania, el primer fabricante europeo, se mantiene en un volumen similar al de 2014. Los grandes productores nórdicos —Suecia y Finlandia— ven disminuir su producción, al igual que Francia. Y solo Italia, con un incremento de la producción de papel del 2,2%, se acerca al dato español de 2015.
Los papeles especiales (15,3%) y los higiénicos y sanitarios (9,2%) han sido los de mayor crecimiento en 2015. Los papeles para usos gráficos (prensa e impresión y escritura) iniciaron la recuperación en el segundo trimestre de 2015 y en el cómputo global del año registran todavía números rojos con un descenso de la producción del 1,6%.
Finalmente, los papeles para envases y embalajes están encontrando en el auge del comercio electrónico una importante palanca de crecimiento. Más de la mitad de la producción de papel en España se concentra en papeles de embalajes.
Con respecto a la celulosa, se ha producido un severo ajuste de capacidad con el cierre de una planta a finales del año anterior, que supuso el descenso de la producción en 2015 de casi un 12%. Sin embargo, la producción de celulosa integrada, la producida para autoconsumo, se incrementó el 0,8%.
Consumo: recuperación clara, pero asimétrica
En el ejercicio 2015 se consolida la recuperación del consumo de papel iniciada ya el año anterior. Las 6.607.300 toneladas consumidas suponen un crecimiento del 5,6%, que dobla el crecimiento del año anterior y se sitúa muy por encima del incremento del PIB. Pese a este buen ritmo de recuperación, estamos lejos todavía del récord histórico de 7,9 millones de toneladas que se registró en 2006.
La recuperación es asimétrica para los distintos tipos de papeles. Los mayores crecimientos los encontramos en los papeles para embalajes, con un incremento del 8,2% en los papeles para cartón ondulado, del 6,8% en cartón estucado y del 9,3% en otros papeles para embalaje (papel kraft sacos, papel para bolsas, papel/cartón para tubos, productos de celulosa moldeada como las cajas de huevos, etc.). El consumo de papeles para usos higiénicos y sanitarios crece también a buen ritmo (5,3%). Por el contrario, los papeles gráficos (papel prensa y papel de impresión y escritura) registran todavía un leve descenso del 0,1%.
Los papeles para embalajes representan el 62% del consumo total de papel en nuestro país, seguidos de los papeles gráficos (22%), los higiénicos y sanitarios (10%) y los papeles especiales (6%).
España es el quinto consumidor de papel de la UE, por detrás de Alemania, Italia, Reino Unido y Francia. El consumo per cápita fue de 142 kilos, frente a los 135 kilos del año anterior.
Madera de plantaciones locales
En 2015, para la producción de 1,6 millones de toneladas de celulosa, se utilizaron en España 5.093.870 m3 de madera. El consumo total de madera para papel descendió el 10,3% en línea con el descenso de de la producción de celulosa (-11,9%), debido al cierre de una planta. La caída se produjo en la madera de eucalipto (-13,6%), mientras el consumo de madera de pino para papel creció un 2,5%.
El descenso de la producción de celulosa afectó exclusivamente a las importaciones de eucalipto, que se desplomaron (-86,5%) hasta un mínimo histórico. Por el contrario, el consumo de madera nacional creció el 10,6%. Así el 97% de la madera utilizada en la fabricación de papel en 2015 (frente al 78% en el año anterior) procedía de plantaciones locales de eucalipto y pino, que crean empleo verde y riqueza en zonas rurales.
Esas plantaciones locales en 2015 ocupaban 450.790 hectáreas (el 2,4% de la superficie total de bosques en nuestro país). Y daban empleo directo en tareas de repoblación y silvicultura a 5.177 personas (un 11% más que el año anterior), además de generar 16.675 empleos indirectos en maquinaria, transporte, talleres…
Los árboles de las plantaciones para papel —pino y eucalipto— son especies de crecimiento rápido y por ello fijan carbono más rápido, convirtiéndose en eficientes sumideros de CO2. En 2015 las plantaciones para papel almacenaban 31 millones de toneladas de CO2 equivalente (un 11% más que en 2014).
También es importante destacar la apuesta de la industria papelera por la certificación forestal. Actualmente está certificado el 54,4% del papel de fabricación nacional puesto en el mercado, con un crecimiento de ocho puntos porcentuales con respecto al año anterior.
“Voy a darles un dato oficial de la FAO, que quizá —declaró Enrique Isidro— les sorprenda: somos el tercer país de la UE en superficie forestal, tras Suecia y Finlandia. Y eso representa una gran oportunidad en un país como el nuestro, altamente deficitario en materias primas. Para aprovechar esa gran oportunidad, hay que ponerse a trabajar. Tenemos que incrementar la inversión forestal, mejorar las infraestructuras forestales, racionalizar los procedimientos administrativos, agilizándolos y simplificándolos… Hay que apostar seriamente, como venimos haciendo desde el sector papelero, por la gestión forestal sostenible y su certificación. Y hay que mejorar la percepción social de la industria forestal y los productos forestales”.
Papel para reciclar
La industria papelera española es una potencia en reciclaje de papel y cartón. En 2015, las fábricas papeleras españolas reciclaron 5,2 millones de toneladas de papel y cartón, un 2,5% más que en año anterior. En la UE, solo Alemania supera ese volumen.
La recogida global de papel y cartón (incluida la recogida selectiva municipal a través del contenedor azul, puerta a puerta y puntos limpios, más la recogida de operadores privados en grandes superficies de distribución, imprentas, industrias…) creció en 2015 el 2,9% y se sitúa en 4,6 millones de toneladas. De este modo, se consolida la recuperación de la recogida de papel y cartón para reciclar iniciada en 2014, y el volumen recogido se acerca ya al máximo histórico de 2008, cuando se rozaron los 5 millones de toneladas.
La capacidad recicladora de nuestra industria papelera permite garantizar el reciclaje de todo el papel y cartón que se recoge en España, cerrando el ciclo en nuestro país. De hecho, en 2015 se recogieron 4,6 millones de toneladas y nuestra industria recicló 5,2 millones de toneladas. El 69% del papel que recicló en 2015 la industria papelera española era de procedencia local y el 31% restante se importó de países limítrofes (Francia y Portugal).
“Desde la industria del papel —explicó el presidente de ASPAPEL—, apostamos por potenciar los eficientes sistemas de recogida selectiva existentes, que nos han permitido obtener muy buenos resultados y colocarnos en la élite de la recogida y el reciclaje. Es importante fijar objetivos de reciclaje ambiciosos y homogéneos para todos los materiales y prohibir la entrada de residuos reciclables en los vertederos. Y finalmente, hay que promover que los residuos recuperados en España se reciclen lo más cerca posible de donde se generan y motivar la colaboración ciudadana, con transparencia en la información sobre el destino final de los residuos. Es fundamental que el ciudadano vea que su colaboración, su esfuerzo, está dando fruto y merece la pena”.
Eficiencia energética, en el uso de agua y en la gestión de los residuos del proceso
“La innovación en la industria papelera, en lo que se refiere a los procesos productivos, se dirige fundamentalmente la mejora de la eficiencia, fabricando celulosa y papel con cada vez menos agua y menos energía. A la optimización del aprovisionamiento de materias primas, con un uso en cascada que nos permite convertir nuestro propios residuos en recursos. Y a la búsqueda de sinergias y simbiosis con otras industrias y creando valor a lo largo de toda la cadena del papel”, afirmó Enrique Isidro.
La papelera es en nuestro país la industria líder en producción y utilización de energía renovable procedente de biomasa. El 28% del combustible utilizado en 2015 (frente al 23% en 2014) fue biomasa y biogás y el resto gas natural.
Las fábricas del sector producen la mayor parte de la energía que utilizan en eficientes plantas de cogeneración, con 1.086 MW de potencia instalada.
Con una generación de electricidad de 5,4 millones de MWh (un 6% más que en el ejercicio anterior), las emisiones sectoriales de CO2 se redujeron un 2,9%.
El sector tiene una larga tradición en la optimización del uso del agua. Con respecto a 2000, la utilización total de agua se redujo un 32%, pese a que en 2015 la producción de celulosa y papel fue un 20% superior a la de 15 años atrás.
En la fabricación de celulosa se utilizaron 36 m3 por tonelada, de los cuales solo 3 m3 se consumieron (al incorporarse al producto final o evaporarse en el proceso) y el resto se devolvió adecuadamente depurado y tras ser reutilizado internamente. En la fabricación de papel el uso de agua fue de 8 m3 por tonelada y el consumo de 2 m3.
Finalmente, el 80% de los residuos del proceso papelero se convirtieron en 2015 de nuevo en recursos en el uso directo agrícola o como compost, reciclados como materia prima en otras industrias o bien vía valorización energética.
“Las claves de la nueva industria, la industria de un futuro que ya está aquí –explicó el presidente de ASPAPEL, Enrique Isidro-, son los bioproductos, la economía circular y la industria inteligente, la industria 4.0. La industria española de la celulosa desempeña un papel protagonista en la nueva economía, como bioindustria basada en un recurso renovable. Somos referente del nuevo modelo industrial, basado en la economía circular y estamos preparados para abordar la cuarta revolución industrial”.